Poema principios

Si puedes mantener la cabeza sobre los hombros,
cuando otros la pierden y te cargan su culpa.
Si confías en tí mismo, aún cuando todos de tí dudan,
pero aún así tomas en cuenta sus dudas;
Si puedes esperar sin que te canse la espera,
o soportar calumnias sin pagar con la misma moneda,
o ser odiado sin dar cabida al odio,
y ni ensalzas tu juicio ni ostentas tu bondad.
Si puedes soñar y no hacer de tus sueños tu guía.
Si puedes pensar sin hacer de tus pensamientos tu mera;
Si triunfo y derrota se cruzan en tu camino
y tratas de igual manera a ambos impostores
Si puedes tolerar que los bribones
tergiversen la verdad que has expresado
y que sea trampa de necios en boca e malvados,
O ver en ruinas la obra de tu vida
y agacharte a forjarla con útiles mellados.
Si puedes hacer un montón con todas tus victorias
Si puedes arrojarlas al capricho del azar,
y perder, y remontarte de nuevo a tus comienzos,
sin que salga de tus labios una queja;
Si logras que tus nervios y el corazon sean tu fiel compañero
y resistir aunque tus fuerzas se vean menguadas,
con la única ayuda de la voluntad que grita: ¡Adelante!
Si ante la multitud, das a la virtud abrigo
Si aún marchando con reyes guardas tu sencillez
Si no pueden herirte ni los amigos ni los enemigos,
si todos te reclaman y ninguno te precisa;
Si puedes rellenar un implacable minuto
con sesenta segundos de combate bravío:
Tuya es la Rierra y sus codiciados frutos y lo que es más:
Serás un hombre, hijo mío.
Rudyard Kipling