Carta de una madre a Kukúa


Estimados/as lectores:
Es para nosotros un placer, servir de espacio para quienes desean expresarse porque la enfermedad mental o cualquier otra situación de dependencia; les toca de cerca y quieren manifestarse.
Hace tiempo, recibimos una carta de la madre de uno de nuestros usuarios con enfermedad mental, que recoge su sentir respecto a la enfermedad y respecto al estigma.
Os la dejamos aquí, porque nos encantaría que la conocierais.


Recuerdo el principio de todo y los primeros episodios psicóticos, aunque no de forma muy nítida porque supongo que el paso del tiempo desdibuja los detalles; y al final sólo queda el poso de las heridas. Lo que recuerdo con dolorosa claridad y certeza; es el sentimiento de culpabilidad que me invadía y el preguntarme constantemente  -“¿Qué he hecho mal?¿Qué ha fallado? “- Cada mañana el mismo interrogante sin respuesta, ni más consuelo que la culpa. -“¿Han sido las drogas?¿Tal vez los amigos?”- Y ahora, con el paso del tiempo respondería que quizá no haya culpables o que culpables lo éramos todos.

Lo más duro fue el día que el médico nos dijo “su hijo tiene una enfermedad mental, es esquizofrénico”, aquello fue la losa más pesada que nunca antes hubiese tenido que soportar, aquello me hizo dejar de ver a mi hijo y envenenarme para empezar a ver en su lugar; la esquizofrenia y al enfermo.  Y fue entonces cuando me invadió la pena y la desesperanza. Se inició un camino largo de ingresos e instituciones. Lo cierto es que con el tiempo, todo eso pasó, las crisis se han ido distanciando y la calma parece haber vuelto a nuestras vidas. Vuelvo a disfrutar de mi hijo, he dejado de culparme o culparnos y estamos aprendiendo a trabajar como equipo. Pasa la vida, las alegrías, las tristezas, las crisis, los buenos momentos, pero siempre hay algo que perdura y tristemente queda y quedará en su vida para siempre: LA ESQUIZOFRENIA. Ha sido duro dejar de ver “la esquizofrenia” para volver a ver a “mi hijo”, pero, es lo que nos ha vuelto a dar felicidad. Por eso quisiera hacer un humilde llamamiento a quienes pueda interesarles: si dejamos que las palabras nos atormenten y empiecen a suplir la identidad de quienes queremos; será el principio del fin. Por eso es importante, dejar en un segundo plano la palabra esquizofrenia, para que nos deje ver a quién está detrás, que no deja de ser alguien lleno de amor y miedo a partes iguales